
Independientemente del veredicto, no había un juicio tan mediático desde que el jugador de fútbol americano, O.J. Simpson, fuera acusado de matar a su ex-mujer hace 20 años. En adición, una cadena sudafricana transmitirá buena parte de las sesiones, que tienen lugar en un juzgado de Pretoria, convirtiendo el acontecimiento en un espectáculo televisivo.
Pistorius asegura que se trata de un lamentable accidente, mientras que la fiscalía intenta probar que el asesinato fue premeditado. En su declaración jurada dice que se despertó entre las 2 y las 3 de la madrugada del día de San Valentín. Se arrastró hasta su balcón para alcanzar un ventilador portátil y cerró las puertas corredizas y las cortinas. Después escuchó un ruido y pensó que había entrado un intruso por la ventana del baño. Cogió entonces su pistola de 9mm escondida bajo su cama y se arrastró a oscuras, por miedo a encender la luz, hacia el baño. Mientras avanzaba gritaba al intruso que saliera de su casa. Cuando llegó al baño vió la ventana abierta y escuchó un ruido, lo que le motivó a disparar. Gritó a su novia que llamara a la policía, aunque no obtuvo respuesta. Reeva recibió tres impactos de bala, uno en la cabeza, otro en el codo y en la cadera.
Añade que después regresó a su habitación y notó que Reeva no estaba en la cama. Se puso las prótesis, encendió las luces y se dirigió otra vez al baño pensando por primera ver que quizás su novia estuviera allí. Utilizó un bate de cricket para romper la puerta del baño, donde efectivamente estaba Reeva, aún con vida. Pistorius indica que la bajó por las escaleras para pedir ayuda pero la modelo murió en sus brazos.

El caso queda en manos de la jueza Thokozile Masipa, la segunda mujer negra en ser nombrada magistrada de un tribunal superior sudafricano, quien probablemente no dará facilidades a Pistorius por el hecho de ser una mujer. El resto del mundo, mientras tanto, podrá formular su propia teoría.
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